¿Qué queda luego de la lectura de estos libros antológicos mencionados,
además del extrañamiento en el lector? Acaso una respuesta contundente es
ofrecida por un texto incluido en el primer volumen de Locos, excéntricos y
marginales en las literaturas latinoamericanas: “Del degenerado al raro
(crítica psiquiátrica y modernismo)”. Un título así se vuelve una
condescendencia casi conmiserativa hacia la extrañeza, y este registro se
extiende a todos los autores recopilados en estos volúmenes.
Nadie se preocupó por lo
sensacionalista del título Locos, excéntricos y marginales en las
literaturas latinoamericanas. De hecho, debe haber sido elegido con cuidado
para buscar lo que se llama “una estrategia de mercado”. A fin de cuentas este
libro no difunde a escritores secretos, sino vende formas más o menos
pintorescas de la locura —y a veces, incluso, formas llamativas de la
degeneración. ¿Cuántos de estos autores se horrorizarían de verse metidos en
esta coctelera, y sobre todo del hecho de que la posteridad haya terminado
concibiendo sus visiones del mundo como degeneración, como excentricidad, como
demencia?
Los géneros
inestables: la extrañeza
Intentemos ahora otra aproximación, ya con ejemplos
concretos. Hay un eficiente lema según el cual
La elección de ejemplos o de nombres en el terreno de lo
inaprensible es ya una forma de autodefinición. El adjetivo “raro” tiene varias
inflexiones:
En el extremo de una escala, “raro” se usa como sinónimo de anomalía (en el sentido en que la
medicina habla de psicopatía, la ley de crimen y la religión de pecado); a
mitad de la escala se usa como infrecuente
(“una rareza”) y en el otro extremo equivale a precioso (como en “rara gema”). Hay quien prefiere el extremo
oscuro de la escala (la faceta demoniaca o demencial); hay quien se sitúa en la
parte media (en la que suele colocarse una miscelánea de rubros: de lo
vanguardista a lo naïf, de las
ciencias alternativas a la teoría queer,
de lo agenérico a lo intergenérico...); hay quien busca en los raros la
enseñanza que falta en un mundo deshumanizado (extremo luminoso de la escala).
Tomaremos este último camino.
*