DGD: Morfograma 53, 2019. |
Cualquier
problema creado
por la mente humana
por la mente humana
Keyes enuncia la moraleja del “Principio”
transformado en fábula:
Aunque el número exacto puede variar, este Fenómeno
del Centésimo Mono significa que, cuando sólo un número limitado de personas
conoce una nueva forma, ella permanece como la propiedad consciente de ese
grupo. Pero cuando se da un punto en el cual sólo una persona más se conecta
con esa nueva conciencia, un campo se fortalece de tal manera que esta
conciencia es recogida por casi todos.
En No
Boundary (1979), el filósofo Ken Wilber reflexiona acerca de cómo la mente humana crea a todas las divisiones y
separaciones, a tal grado que casi siempre el individuo contempla a quienes lo
rodean como “ellos”, y casi nunca como “nosotros”. Wilber agrega: “Limitamos
cada vez más nuestro mundo y huimos de nuestra verdadera naturaleza para entonces
abrazar límites, fronteras, barreras”.[1]
Basado en esta premisa, Keyes urge a un cambio del paradigma “yo contra ti” por
el de “yo y tú”, necesario para la supervivencia de las especies. En su ladera
menos esotérica, la fábula de los cien monos ha servido para apoyar la idea de
que la acción masiva posee efectividad no sólo en cuanto a afectar las
circunstancias inmediatas, sino en cuanto a alterar los hábitos mentales
separatistas (provenientes de una concepción del yo separado del mundo) que
crearon el problema nuclear desde el principio. Keyes escribe:
Un grupo de nuestros mejores científicos, trabajando
en el Proyecto Manhattan durante la segunda guerra mundial, desarrolló la bomba
atómica en sólo cuatro años, desde la teoría hasta la práctica en Hiroshima.
¿Qué sucedería si un grupo igualmente dedicado y respaldado por los recursos de
nuestra nación, trabajara para crear una conciencia mundial de nuestra humanidad
y una unidad de corazones y mentes que volviera inútiles a todos los
armamentos? Cualquier problema creado por la mente humana puede ser resuelto
por ella misma. [...] En nuestro mundo,
las energías en conflicto son hoy tan grandes que quizá necesitamos al
“millonésimo mono” para proyectar la energía de totalidad y cooperación, de
amistad y amor, de compartir todos la vida en este planeta. Cualquiera que sea
el número crítico, cada uno de nosotros es necesario para salvar a la
civilización. [...] La fuerza de nuestra
especie no reposa en colmillos afilados o garras perforadoras, sino en la
habilidad de usar nuestras mentes para cooperar unos con otros a medida que
jugamos los juegos de la vida. Las mismas mentes poderosas que crearon las
bombas nucleares y los misiles intercontinentales pueden también aprender a
crear la unidad y la solidaridad.
A este apasionado libro de Keyes seguirá una
larga lista de volúmenes y artículos que se multiplicaron como la propia acción
inusitada del legendario mono. No menos asombroso resulta comprobar que esa
idea, convertida en fábula por la vox populi, se ha difundido de un modo
análogo: la historia de una transmisión enigmática se transmite
enigmáticamente.
Profecías
Cualquiera que haya sido su origen (o bien el
percutor que un día lanzó a los cuatro vientos a una historia que había estado
“flotando en el aire” desde mucho antes), las frases one hundred monkeys
y the hundredth monkey se volverán lugares comunes en numerosas
publicaciones norteamericanas, surgirán grupos pacifistas, ecologistas y de
artes escénicas con ese nombre y hasta una campaña presidencial se basará en
ella: en 1992 John Hagelin, candidato del “Natural Law Party” financiado por el
movimiento de la Meditación Trascendental, basó sus promesas en la idea de que
el mundo podría cambiar si un número suficiente de personas se consagraba a la
meditación.
Maharishi
Mahesh Yogi, el iniciador de la Meditación Trascendental (cuya amistad con The
Beatles y en particular con George Harrison le abrió el universo de la
contracultura y de los públicos jóvenes sedientos de respuestas) promovió
ciertas experiencias para probar que si en una ciudad determinada un grupo de
personas se conjunta en meditación, el índice de criminalidad y violencia
desciende en las áreas vecinas, además de que la gente se lleva mejor y está
dispuesta a interactuar más allá de los problemas personales.[2] El intento era crear una cadena de meditadores
alrededor del mundo, bajo la creencia de que cada actitud y pensamiento
individuales se convierten a la larga en una profecía que cada quien cumple; a
nivel colectivo, ello significa que el planeta está cumpliendo las profecías
creadas no sólo por los individuos, sino también por el “espíritu de los
tiempos” (zeitgeist) y la ideología dominante.
Entre
los adeptos a la Meditación Trascendental, varios métodos son usados para
eliminar la negatividad: el canto o la pronunciación de mantras, los
actos de llorar o de hacer reír a otros, el masaje corporal. Según la teoría
detrás de este último, los músculos cuentan con una memoria particular que
retiene a los sentimientos negativos; la tensión muscular resultante impide que
la energía fluya libremente. En ello se basó el ex-masajista Robert N. Calvert
que, en Hundredth Monkey Conspiracy (1995), intenta una ficción en donde
la fórmula de los cien monos se aplica a lograr la paz mundial a través de una
conspiración por medio del tacto y el masaje.[3]
Muchas otras personas han actuado con la misma íntima confianza que
parece vencer a todo pudor y a toda “malicia intelectual”.
En
principio, la fábula de los cien monos podría ser vista como un eco tardío de
los años sesenta del siglo XX. Puesto que al principio de la siguiente centuria
ya no parece posible el entusiasmo colectivo que caracterizó a aquella década,
el imaginario popular, que sigue añorando una revolución, sueña una que podría
denominarse “políticamente correcta” en tanto que no implica la violencia. El
pesimismo individualista del fin de siglo suele reducir a la contracultura
sesentera, una corriente compleja y profunda, a las imágenes del movimiento hippie
y a los lemas peace and love y make love not war, vistos como
“insostenible ingenuidad”. Sin embargo, esos lemas reaparecen en la New Age
con otras palabras y es precisamente por esto que la fábula de los monos
encontró en ella terreno propicio, ya que conlleva la idea de una revolución no
basada en la ideología sino en la mística: al alcanzarse un cierto número de
individuos que despiertan, ese “umbral” posibilita y extiende tal despertar en
los demás. Este marco teórico parece tan ingenuo como insostenible. No
obstante, en la historia de los monos parece haber más que los referentes
históricos que suelen relacionarse con ella en primera instancia.
Los
rastros de esta fábula están en todas partes aunque no se la mencione de modo
directo. Buen ejemplo es la exitosa novela Pay It Forward (2000) de
Catherine Ryan Hyde, basada en uno de los lemas de la New Age que sin
duda desciende de la fábula de los monos: think globally, act locally
(“piensa en el mundo, actúa en tu localidad”).[4]
En esa novela, un maestro de ciencias sociales pide a sus alumnos de primaria
la elaboración y puesta en práctica de un proyecto para mejorar el mundo de
modo concreto e imaginativo. Uno de esos alumnos idea un método llamado pay
it forward (algo así como “pagar hacia adelante”), convencido de que
cambios positivos pueden ocurrir si él hace tres buenas acciones a otras tantas
personas (no cualquier favor sino algo realmente difícil, comprometido y hasta
arriesgado), y cada una de ellas, en lugar de regresarle el favor (pay it
back), hace el bien a otras tres personas (pay it forward), que
quedan obligadas a proceder del mismo modo. De forma inusitada, esto genera una
cadena exponencial que se extiende de ciudad en ciudad hasta formar un
movimiento, una “revolución basada en la bondad”. (La novela de Hyde fue
llevada a la pantalla hollwoodense en el año 2000 con dirección de Mimi Leder y
actuaciones de Helen Hunt, Kevin Spacey y Haley Joel Osment; el título del filme
en español intenta trasladar la difícil noción del nombre original como Cadena de favores.)
*
Notas
[1] Ken Wilber: No Boundary: Eastern and Western Approaches
to Personal Growth, Center Publications, Los Ángeles, 1979. [La conciencia sin fronteras, Kayrós,
Barcelona, 1990.]
[2] Cf. John S.
Hagelin et al.: “Effects of Group Practice of the Transcendental
Meditation Program on Preventing Violent Crime in Washington, D.C.: Results of
the National Demonstration Project, June-July 1993”, en Social Indicators
Research, v. 47, n. 2, Springer Science and Business, Berlín, junio de
1999.
[3] Robert N. Calvert:
Hundredth Monkey Conspiracy, Noah Publishing Company, Davis
(California), 1995.
[4] Catherine Ryan Hyde:
Pay It Forward: A Novel, Pocket Books, Nueva York, 2000.
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