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domingo, 5 de julio de 2020
El misterio de los cien monos (XLVI)
La
energía sigue al pensamiento
Ciertas técnicas de medicina alternativa se
basan en el principio de curación a distancia. Así, Ruth Drown (1892-1963), una
quiropráctica radicada en Hollywood, con base en las experiencias de Albert
Abrams (1863-1924), creador de la radiónica (o radiestesia), desarrolló el
sistema de la “transmisión radiónica” (radionic broadcasting), una forma
de curación que funciona a cualquier distancia si el terapeuta dispone de un
elemento que lo ligue al campo energético del paciente (una muestra de sangre o
una fibra de cabello); esta técnica se basa en el mismo patrón vibrátil que los
meridianos de la acupuntura. Por su parte, James Tyler Kent (1849-1916), influido
por la Ciencia de las Correspondencias de Swedenborg, estudió la posibilidad de
“transmitir” la terapia homeopática. A partir del mismo principio, Alice Bailey
(1880-1949) desarrolló en su copiosa obra el concepto de una anatomía y una
psicología esotéricas relacionadas con la antigua noción de los cuerpos
sutiles. Para Bailey, la realidad física es el resultado de la
precipitación de la energía en la forma por medio de la fuerza; esta última es
el vector o idea que organiza a la energía en estructuras coherentes. En
términos de una antigua máxima esotérica: “La energía sigue al pensamiento”.
Kazanis escribe:
Al oír los testimonios de individuos que han
experimentado estos otros planos de la materia (ya sea en experiencias cercanas
a la muerte o en estados místicos), parece que el sentido de tiempo y espacio
asociado con estas varias formas de materia sutil son diferentes de las
asociadas con la materia visible. Cada cuerpo sutil parece tener un particular
sentido de tiempo y espacio, y esto sugiere que las relaciones
espacio-temporales dependen del tipo de materia que uno experimenta o de la que
está consciente. Claramente, estas experiencias serían muy difíciles de
comunicar con sólo nuestro sentido usual de tiempo y espacio. [The
Reintegration of Science and Spirituality, 2002.]
Si en vía experimental puede proponerse que
cada cuerpo sutil del ser humano posee un distinto sentido espacio-temporal, es
posible también establecer una escala paralela que va de lo sucesivo (el cuerpo
físico o primera capa) a lo simultáneo (la quinta y más sutil capa, el cuerpo
de la conciencia universal). En esa escala, las proporciones comienzan con un
predominio casi total de lo sucesivo en detrimento de lo simultáneo; mas a
medida que se asciende en esa escala, las proporciones se invierten. La
percepción de lo relativo (sucesión, mirada cotidiana) se vuelve contemplación
del absoluto (simultaneidad, iluminación).
En
español decimos que algo “tiene sentido”, mientras que en inglés se afirma que
algo “hace sentido” (it makes sense). En efecto, el sentido se hace, se crea,
en todos los niveles del término, desde el perceptivo (“el sexto sentido”)
hasta el emocional (“lo he sentido”) y el paranormal (“presentimiento”). El
indispensable cambio de paradigma equivale a un monumental cambio de sentido,
pero no se trata del mero remplazo de un paradigma por otro, sino del acceso a
un sentido creativo, es decir, a uno que la humanidad hace
constantemente, menos necesitada de paradigmas que de una mayor y más profunda
inter-conciencia.
El drama
completo del universo
La noción de la materia negra obliga a la
ciencia a aceptar que la básica composición del universo es desconocida en un
90 por ciento; la antigua y mecanicista idea de que sólo existen lo material y
lo inmaterial se ve remplazada: ya no hay únicamente blanco y negro sino una
amplia gama de grises entre uno y otro polos. Desde largo tiempo atrás, el
misticismo venía afirmando que el cosmos está constituido por “siete planos
mayores de conciencia o materia”, esquema que se refleja en los siete días
bíblicos de la Creación.[1] En primer lugar,
esto afecta la clásica teoría del Big Bang, según la cual la materia universal,
junto con el tiempo y el espacio, nacieron de golpe hace 150 millones de años
en la gran explosión; sin embargo, la materia negra podría haber existido
antes, porque la idea del Big Bang está basada sólo en el comportamiento de la
materia visible (luminosa).
El
Big Bang sería sólo el séptimo de los estadios de la Creación, y no marcaría
sino el nacimiento del séptimo tipo de materia —la única existente para la
ciencia. De igual modo, el cuerpo visible del ser humano sería solamente una
parte de su cuerpo integral. Es esto lo que permite al místico Ajit Mookerjee
exclamar: “La manifestación individual [...], el organismo humano, el
microcosmos, repite a escala el macrocosmos. El drama completo del universo se
reproduce aquí, en mi propio cuerpo” (Kundalini, 1986). Para observar
lo etéreo, para ver lo invisible, un tercer territorio debe unirse a la
reunificación de ciencia y religión: la poesía. Deno Kazanis concluye:
Los científicos de la corriente principal están ahora
buscando “materia negra” en el hombre. Necesitan hacerlo. Los detalles de cómo
los cuerpos sutiles y los chakras interactúan con el mundo circundante y con el
cuerpo visible requieren ser mejor entendidos, aunque tenemos el gran legado
del misticismo para auxiliarnos. Sospecho que no podremos aplicar la
metodología científica occidental eficientemente sino hasta que podamos
experimentar directamente la materia negra. [...] Acaso esta fusión entre
ciencia, arte y misticismo nos ayudará a entender nuestro papel en el universo,
y a apreciar éste como el extraordinario fenómeno multifacético que es. Si
podemos equiparar los cuerpos y energías sutiles con el concepto de “materia
negra”, ello nos dará una base conceptual a partir de la cual el trabajo
conjunto será posible.
El primer paso sería sin duda redefinir todas
las dicotomías excluyentes y verlas como escalas, devolver la gama de grises
que permanecían invisibles entre los antes exclusivos polos blanco y negro.
Esto significa redefinir con base en una mirada sutil. Kazanis coloca
este proceso en otros términos: “Lo que normalmente consideramos el
inconsciente puede hacerse consciente a medida que abrimos la conciencia
individual a las de nuestros cuerpos sutiles. Si, por ejemplo, logramos
situarnos en el cuerpo etéreo, entonces tanto éste como el cuerpo visible son
conscientes, mientras que el cuerpo astral, el cuerpo mental, el de la
conciencia potencial y el de la conciencia universal son todavía inconscientes.
A medida que abrimos la conciencia con mayor profundidad, más actividades de
los cuerpos sutiles se vuelven conscientes”.
*
Nota
[1] David V. Tansley; The
Subtle Body - Essence and Shadow,
Thames and Hudson (Art and Imagination Series), Nueva York, 1977. Tansley,
maestro en técnicas de medicina alternativa, llamó a los cuatro cuerpos sutiles
superiores “el yo transpersonal”: un nuevo eufemismo para alma.
Libros citados
Kazanis,
Deno: The Reintegration of Science and Spirituality, Styra Publications,
Tampa, 2002.
Mookerjee,
Ajit: Kundalini: the Arousal of the Inner Energy (1986), Destiny Books,
Rochester, 1991.
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