martes, 15 de junio de 2021

Los dioses (Una tipología) (III)

DGD: Postales, 2021.
 

 

La naturaleza misma ha impreso en la mente de todos la idea de un Dios.

Cicerón

Él es quien inventa las cosas, / Él es quien se inventa a sí mismo: Dios. / Por todas partes es también venerado. / Se busca su gloria, su fama es la tierra.

Nezahualcóyotl

Los dioses son reales, y carnales con su carne; existen como nosotros, pero superiormente; obran como nosotros, pero completamente; nacen como nosotros, pero sin ocaso (sin crepúsculo) ni imperfección. [...] La razón sólo sube hasta los dioses porque los dioses son racionales; no sube hasta el Logos, porque ahí no hay razón.

Fernando Pessoa: Paganismo superior

Dios necesita al mundo para existir como Dios del mundo.

Ibsen: Peer Gynt

[A los dioses] Se los consideraba como amos crueles a los que se apaciguaba con súplicas y se corrompía a fuerza de dádivas.

Flaubert: Salambó

 

 

Nada está vacío de dioses

 

—“Nada está vacío de dioses”, exclama Marco Aurelio (Meditaciones, 3.3.6) cuando enuncia con un paradójico fervor la postura estoica ante la muerte. Al individuo le aconseja dejarse ir en estos términos metafóricos: “Te embarcaste, navegaste, arribaste. Desembarca. Si es a otra vida, nada está vacío de dioses, tampoco ahí. Si es en la insensibilidad, dejarás de soportar sufrimientos y placeres, dejarás de ser esclavo para un recipiente tan inferior como superior es la parte que manda comparada con la que sirve, porque mandan la inteligencia y el espíritu divino mientras que son sirvientes la tierra y los despojos sanguinolentos”.

          Marco Aurelio es un escéptico y no manifiesta apego por una determinada creencia; más bien considera las opciones y da una respuesta a cada una. Si el que fallece va a otra vida, ahí encontrará también a los dioses, que para el estoicismo son el lenguaje de la naturaleza aunada al Logos. Si lo que hay, en cambio, es la nada, será una liberación, pero en este caso podría usarse su propia máxima en otro sentido paradójico: “Nada está vacío de dioses... excepto la nada”.

 

 

Un poema atribuido a Petronio

 

Escalígero atribuyó a Petronio un poema incluido en la Antología Latina (466). Alexander Riese (1871) afirma que está sacado de alguna obra mayor, perdida. Alguna vez fue asignado a las partes perdidas del Satiricón.

 

Origen de la religión

Fue el miedo quien primero en el mundo hizo dioses,[1] cuando

caían del cielo ingentes rayos y entre llamas ardía el Ménalo[2]

y el Atos alcanzado; luego, Febo[3] que viaja hasta su salida

recorriendo el suelo, la vejez de la Luna[4] y la recuperación

de su esplendor; después las constelaciones diseminadas

por el globo y el año dividido según la mudanza de los meses.

Prosperó el fallo y ya el vano error ordenó a los campesinos

ofrendar los primeros honores de la siega a Ceres,

atar a Baco con pámpanos cargados, y a Pales[5] alegrarse

con el grupo de los pastores. Nada el náufrago anegado

en las aguas de Neptuno[6] y Palas reivindica las tiendas.[7]

Y el comprometido por un voto[8] y el que vende una ciudad[9]

ya cada cual para sí en ansiosa competencia inventa dioses.

 

 

Aspiraciones y deseos de los dioses

 

—¿Qué quieren los dioses? Acaso la más racional de las respuestas (con todas las ventajas pero también las desventajas de lo racional) es la de Marco Aurelio: “no quieren recibir adulaciones, sino que todo lo racional se les equipare y que la higuera haga lo propio de la higuera, el perro lo propio del perro, la abeja lo propio de la abeja, el hombre lo propio del hombre” (Meditaciones 10.8). La imagen es la de un cuerpo colegiado de vigilantes (un cuerpo policiaco, podría decirse, puesto que la vigilancia es la primera asignación de la policía), númenes intermedios entre la divinidad y el hombre, encargados de que los componentes de la creación hagan lo propio de cada uno. No hay en la mitología referencias a dioses preocupados por este cumplimiento, pero acaso ello se debe a que los mencionados por Marco Aurelio pertenecen a la filosofía (racionales), y no a la mitología (irracionales). Dicho de otra manera, los dioses de la razón son opuestos a los de la sinrazón y, por tanto, tienen deseos contrarios: estos últimos aspiran a la adulación; aquéllos, al cumplimiento de un orden. Si los dioses de la razón desean “que todo lo racional se les equipare”; ¿los dioses de la sinrazón desean, pues, equipararse con todo lo que escape a la razón? Tal vez no haya contradicción ni contraposición, sino complementariedad; así se explicaría que los dioses irracionales sean tan populares y sus contrarios tan poco frecuentes: con suficiencia se ha probado que lo racional (lo filosófico, lo apolíneo) es minoritario. Acaso por ello los dioses de la sinrazón (lo pasional, lo dionisíaco) conforman una indiscutible mayoría.

 

*

 

Notas

[1] Primus in orbe deos fecit limor. Es un pasaje famoso, reiterado por los ilustrados de todos los tiempos. Está también en el poema épico de Estacio, Tebaida, III 661. [Nota de Francisco Socas.]

[2] Serranía de Arcadia. [F.S.]

[3] El sol. El epicúreo Lucrecio, adversario de la religión, niega este punto, porque dice que los hombres primitivos estaban tan habituados como nosotros a la marcha y vuelta del sol (Sobre la naturaleza de las cosas, V 970-980). [F.S.]

[4] En la fase menguante. [F.S.]

[5] Divinidad tutelar de pastores y ganado. [F.S.]

[6] El miedo le hace creer que el mar es Neptuno. [F.S.]

[7] Tiendas de campaña. Minerva es diosa guerrera. [F.S.]

[8] El voti retís es aquel que ve realizada su petición y está obligado a cumplir la promesa hecha a los dioses. [F.S.]

[9] El hombre sin escrúpulos (este hemistiquio aparece igual en Lucano, Farsalia, IV 824). [F.S.]

 

 

[Leer Los dioses (Una tipología) (IV).]

 

 

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