jueves, 6 de julio de 2023

Dolores Castro: “Todo se vuelve fondo”

DGD: Postales, 2023.

 

r e t r a t o s   (e n)   (c o n)   p o s t a l e s

Dolores Castro: “Todo se vuelve fondo”

 

Nota

La poesía de Dolores Castro (1923-2022) es una lenta decantación de la mirada: “Este es un pozo que refleja el cielo / pero es un pozo. // Caen, caen los días, / caen las noches / hasta el fondo. // Todo se vuelve fondo”. La suma de los instantes es abordada desde el instante presente: “Amo la estancia que será ceniza / pero ocupó su ritmo en el espacio / y acarició la tierra con su paso”. Todas las palabras son percibidas desde una sola palabra: “Cada uno su lengua, / todos en una llama”. Todos los cuerpos son abrazados en uno solo de ellos: “Ay, pero en el verano / en una sola flor / amarilla, pequeña, / canta toda la tierra”. Esta poesía no se asume como desahogo, sino como discreción: “Piso con leve pisada / por no romper el silencio / donde duerme la eternidad”; “Como yerba del campo / que se levanta a la llovizna, / miro por todas partes / y se me llenan los ojos / de agua tranquila”; “...al herirse piedra contra piedra / algo va de nosotros en la chispa, / toda va de nosotros en el fuego que se aleja”.

   No llega a la página sino un asombro originario: “...y recuerda que de niña escaló el árbol y al levantar los ojos / casi cae ante el temor del cielo / profundo”; “Desde aquellos siete años / de estatura / qué mirar sino el cielo, / y cómo defenderse / de la profundidad / y de la luz”. Y es que, en efecto, todo se vuelve profundidad: “Y si no existe todo lo que veo, / lo que no veo no deja de existir”. Profundo es, sobre todo, el acto de preguntar: “¿Cómo se toma el tiempo, / a sorbos, a bocados, poco a poco?”. La poeta se ve inmersa en el tiempo y al preguntarse si es posible escapar de esa inmersión re-escribe su memoria: “Escapar, escaparse / si se pudiera. / Cada quien con su tiempo bebido a sorbos, / su tiempo huracanado que algo arrastra / y algo incrusta para siempre en la memoria”.

   Los versos son atisbos de respuestas que se obtienen en el camino minuciosamente recorrido: “Paso a paso / reconocemos que la paciencia es una flor tardía / y flor temprana la pasión”; “¿Se habrán acostumbrado los pájaros al vuelo? // ¡Ah, los pájaros! ¡Vuelan los pájaros! / ¡Vuelan!”; “El paso llano / y a medio pie / el abismo. // ¡Fuego, fuego! / ¡Nunca será ceniza nuestro anhelo!”. El rigor es la base misma del canto: “Son rumiantes, son grises, / tropiezan entre piedras sus cuatro patas: / son rumiantes, son grises mis palabras”; “...y gritar y gritar, gritar por dentro / hasta romper el techo y las paredes / y la muralla del pecho / para formar esta hilera de palabras”. He aquí un pequeño retrato (en) (con) postales de una poeta entrañable. [DGD]

 

 


 


 


 


 

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Dolores Castro perteneció al grupo Ocho Poetas Mexicanos, junto con Rosario Castellanos, Efrén Hernández, Alejandro Avilés, Roberto Cabral del Hoyo, Honorato Magaloni, Octavio Novaro y Javier Peñalosa. Obtuvo, entre otros, los premios Sor Juana Inés de la Cruz, Nacional de Poesía Mazatlán, Nezahualcóyotl, Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde, Nacional de Ciencias y Artes en Literatura y Lingüística. Obra: El corazón transfigurado (1949), Ocho poetas mexicanos (antología colectiva, 1955), La tierra está sonando (1959), Cantares de vela (1960), Soles (1977), Las palabras (1990), Tornasol (1997), Sonar en el silencio (2000), Oleajes (2003), Íntimos huéspedes (2004), Viento quebrado. Poesía reunida (2010), Sombra domesticada (2013), Algo le duele al aire (ed. bilingüe, 2015).

 

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