martes, 16 de abril de 2019

El misterio de los cien monos (II)

DGD: Morfograma 53, 2019.




Cualquier problema creado
por la mente humana

Keyes enuncia la moraleja del “Principio” transformado en fábula:

Aunque el número exacto puede variar, este Fenómeno del Centésimo Mono significa que, cuando sólo un número limitado de personas conoce una nueva forma, ella permanece como la propiedad consciente de ese grupo. Pero cuando se da un punto en el cual sólo una persona más se conecta con esa nueva conciencia, un campo se fortalece de tal manera que esta conciencia es recogida por casi todos.

En No Boundary (1979), el filósofo Ken Wilber reflexiona acerca de cómo la mente humana crea a todas las divisiones y separaciones, a tal grado que casi siempre el individuo contempla a quienes lo rodean como “ellos”, y casi nunca como “nosotros”. Wilber agrega: “Limitamos cada vez más nuestro mundo y huimos de nuestra verdadera naturaleza para entonces abrazar límites, fronteras, barreras”.[1] Basado en esta premisa, Keyes urge a un cambio del paradigma “yo contra ti” por el de “yo y tú”, necesario para la supervivencia de las especies. En su ladera menos esotérica, la fábula de los cien monos ha servido para apoyar la idea de que la acción masiva posee efectividad no sólo en cuanto a afectar las circunstancias inmediatas, sino en cuanto a alterar los hábitos mentales separatistas (provenientes de una concepción del yo separado del mundo) que crearon el problema nuclear desde el principio. Keyes escribe:

Un grupo de nuestros mejores científicos, trabajando en el Proyecto Manhattan durante la segunda guerra mundial, desarrolló la bomba atómica en sólo cuatro años, desde la teoría hasta la práctica en Hiroshima. ¿Qué sucedería si un grupo igualmente dedicado y respaldado por los recursos de nuestra nación, trabajara para crear una conciencia mundial de nuestra humanidad y una unidad de corazones y mentes que volviera inútiles a todos los armamentos? Cualquier problema creado por la mente humana puede ser resuelto por ella misma. [...] En nuestro mundo, las energías en conflicto son hoy tan grandes que quizá necesitamos al “millonésimo mono” para proyectar la energía de totalidad y cooperación, de amistad y amor, de compartir todos la vida en este planeta. Cualquiera que sea el número crítico, cada uno de nosotros es necesario para salvar a la civilización. [...] La fuerza de nuestra especie no reposa en colmillos afilados o garras perforadoras, sino en la habilidad de usar nuestras mentes para cooperar unos con otros a medida que jugamos los juegos de la vida. Las mismas mentes poderosas que crearon las bombas nucleares y los misiles intercontinentales pueden también aprender a crear la unidad y la solidaridad.

A este apasionado libro de Keyes seguirá una larga lista de volúmenes y artículos que se multiplicaron como la propia acción inusitada del legendario mono. No menos asombroso resulta comprobar que esa idea, convertida en fábula por la vox populi, se ha difundido de un modo análogo: la historia de una transmisión enigmática se transmite enigmáticamente.


Profecías

Cualquiera que haya sido su origen (o bien el percutor que un día lanzó a los cuatro vientos a una historia que había estado “flotando en el aire” desde mucho antes), las frases one hundred monkeys y the hundredth monkey se volverán lugares comunes en numerosas publicaciones norteamericanas, surgirán grupos pacifistas, ecologistas y de artes escénicas con ese nombre y hasta una campaña presidencial se basará en ella: en 1992 John Hagelin, candidato del “Natural Law Party” financiado por el movimiento de la Meditación Trascendental, basó sus promesas en la idea de que el mundo podría cambiar si un número suficiente de personas se consagraba a la meditación.
          Maharishi Mahesh Yogi, el iniciador de la Meditación Trascendental (cuya amistad con The Beatles y en particular con George Harrison le abrió el universo de la contracultura y de los públicos jóvenes sedientos de respuestas) promovió ciertas experiencias para probar que si en una ciudad determinada un grupo de personas se conjunta en meditación, el índice de criminalidad y violencia desciende en las áreas vecinas, además de que la gente se lleva mejor y está dispuesta a interactuar más allá de los problemas personales.[2] El intento era crear una cadena de meditadores alrededor del mundo, bajo la creencia de que cada actitud y pensamiento individuales se convierten a la larga en una profecía que cada quien cumple; a nivel colectivo, ello significa que el planeta está cumpliendo las profecías creadas no sólo por los individuos, sino también por el “espíritu de los tiempos” (zeitgeist) y la ideología dominante.
          Entre los adeptos a la Meditación Trascendental, varios métodos son usados para eliminar la negatividad: el canto o la pronunciación de mantras, los actos de llorar o de hacer reír a otros, el masaje corporal. Según la teoría detrás de este último, los músculos cuentan con una memoria particular que retiene a los sentimientos negativos; la tensión muscular resultante impide que la energía fluya libremente. En ello se basó el ex-masajista Robert N. Calvert que, en Hundredth Monkey Conspiracy (1995), intenta una ficción en donde la fórmula de los cien monos se aplica a lograr la paz mundial a través de una conspiración por medio del tacto y el masaje.[3] Muchas otras personas han actuado con la misma íntima confianza que parece vencer a todo pudor y a toda “malicia intelectual”.
          En principio, la fábula de los cien monos podría ser vista como un eco tardío de los años sesenta del siglo XX. Puesto que al principio de la siguiente centuria ya no parece posible el entusiasmo colectivo que caracterizó a aquella década, el imaginario popular, que sigue añorando una revolución, sueña una que podría denominarse “políticamente correcta” en tanto que no implica la violencia. El pesimismo individualista del fin de siglo suele reducir a la contracultura sesentera, una corriente compleja y profunda, a las imágenes del movimiento hippie y a los lemas peace and love y make love not war, vistos como “insostenible ingenuidad”. Sin embargo, esos lemas reaparecen en la New Age con otras palabras y es precisamente por esto que la fábula de los monos encontró en ella terreno propicio, ya que conlleva la idea de una revolución no basada en la ideología sino en la mística: al alcanzarse un cierto número de individuos que despiertan, ese “umbral” posibilita y extiende tal despertar en los demás. Este marco teórico parece tan ingenuo como insostenible. No obstante, en la historia de los monos parece haber más que los referentes históricos que suelen relacionarse con ella en primera instancia.
          Los rastros de esta fábula están en todas partes aunque no se la mencione de modo directo. Buen ejemplo es la exitosa novela Pay It Forward (2000) de Catherine Ryan Hyde, basada en uno de los lemas de la New Age que sin duda desciende de la fábula de los monos: think globally, act locally (“piensa en el mundo, actúa en tu localidad”).[4] En esa novela, un maestro de ciencias sociales pide a sus alumnos de primaria la elaboración y puesta en práctica de un proyecto para mejorar el mundo de modo concreto e imaginativo. Uno de esos alumnos idea un método llamado pay it forward (algo así como “pagar hacia adelante”), convencido de que cambios positivos pueden ocurrir si él hace tres buenas acciones a otras tantas personas (no cualquier favor sino algo realmente difícil, comprometido y hasta arriesgado), y cada una de ellas, en lugar de regresarle el favor (pay it back), hace el bien a otras tres personas (pay it forward), que quedan obligadas a proceder del mismo modo. De forma inusitada, esto genera una cadena exponencial que se extiende de ciudad en ciudad hasta formar un movimiento, una “revolución basada en la bondad”. (La novela de Hyde fue llevada a la pantalla hollwoodense en el año 2000 con dirección de Mimi Leder y actuaciones de Helen Hunt, Kevin Spacey y Haley Joel Osment; el título del filme en español intenta trasladar la difícil noción del nombre original como Cadena de favores.)

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Notas

[1] Ken Wilber: No Boundary: Eastern and Western Approaches to Personal Growth, Center Publications, Los Ángeles, 1979. [La conciencia sin fronteras, Kayrós, Barcelona, 1990.]

[2] Cf. John S. Hagelin et al.: “Effects of Group Practice of the Transcendental Meditation Program on Preventing Violent Crime in Washington, D.C.: Results of the National Demonstration Project, June-July 1993”, en Social Indicators Research, v. 47, n. 2, Springer Science and Business, Berlín, junio de 1999.

[3] Robert N. Calvert: Hundredth Monkey Conspiracy, Noah Publishing Company, Davis (California), 1995.

[4] Catherine Ryan Hyde: Pay It Forward: A Novel, Pocket Books, Nueva York, 2000.







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