miércoles, 16 de agosto de 2023

García Lorca, poeta oceánico (3)

 

DGD: Postales, 2023.

 

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García Lorca, poeta oceánico (3)

 

Nota

 

En 1929 un gran amigo de García Lorca, Fernando de los Ríos, le propuso que lo acompañara en un viaje de trabajo que haría a Nueva York. Lorca aceptó con entusiasmo: era su primera estancia en el extranjero y le serviría para ver mundo y mejorar su inglés. Según declaró más tarde, esos varios meses que pasó en la selva neoyorkina habrían de resultar “una de las experiencias más útiles de mi vida”, y aquí esa utilidad se refiere a muy diversos territorios. En esas tierras Lorca inició uno de sus libros fundamentales, Poeta en Nueva York, que sólo se publicaría cuatro años después de su muerte. Viaje iniciático en todos los sentidos: el más hondo ejercicio de abismo, ensueño y pesadilla, revelación y demolición (“Es allí donde sueñan los torsos bajo la gula de la hierba. / Allí los corales empapan la desesperación de la tinta, / los durmientes borran sus perfiles bajo la madeja de los caracoles / y queda el hueco de la danza sobre las últimas cenizas”).

   En Nueva York ve teatro de vanguardia que lo estremece e impulsa, y escribe los esbozos de tres libretos escénicos a los que él mismo llamará “teatro imposible”: Así que pasen cinco años, El público y la incompleta Comedia sin título. Los temas fundamentales de estas piezas, en las que Lorca veía el verdadero propósito de toda su dramaturgia, son los límites del teatro y la exposición colectiva de la verdad oculta. Según ha descubierto Antonio Monegal, la Comedia sin título tenía nombre: El sueño de la vida. En el prólogo, Lorca es implacable: “Ustedes vienen al teatro con el afán único de divertirse y tienen autores a los que pagan, y es muy justo, pero hoy el poeta les hace una encerrona porque quiere y aspira a conmover sus corazones enseñando las cosas que no quieren ver, gritando las simplísimas verdades que no quieren oír”.

   Desde el título El sueño de la vida se extiende una línea directa a aquel verso de Lorca de “Ciudad sin sueño. Nocturno de Brooklyn Bridge” (Poeta en Nueva York): “No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!”. No hay en ello contradicción, sino sólo acaso la señalización de un rumbo (en la poesía el único territorio posible es la paradoja, no hay otra certeza que la incertidumbre ni más tierra firme que la ambigüedad). Los sueños no necesariamente se acumulan en una gran ilusión. El camino hacia la lucidez es onírico. Para García Lorca la poesía es un estado de alerta que conduce al despertar. [DGD]

 

 

 

 

 


 

 

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 [Leer Gilberto Owen: Tréboles de seis hojas]

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