DGD: Textiles-Serie blanca 36 (clonografía), 2012 |
viernes, 26 de septiembre de 2014
Fragmentario (XV)
Al tú por
tú
Me gustan los dioses que hablan y se hacen
hablar de tú. El “usted” implica menos respeto que distancia, una lejanía que
se intensifica aún más con el “vosotros”. Esa distancia es la del vasallaje:
con toda “naturalidad” asumimos que debe hablarse a Dios con la misma actitud
servil con la que está impuesto hablar a reyes o feudales.
A fin de cuentas no sucede nada si en la Biblia
Dios dice “No matarán” en lugar de “No mataréis”, y tampoco si Moisés se dirige
a la divinidad de “tú”, como debe haberlo hecho Job (porque Moisés obedece
temeroso pero Job interroga con muy comprensible desconfianza).
La ley según la cual el respeto se demuestra de
manera formal es la denuncia de que todo es eso: meramente formal. Hablar a
Dios con la misma ceremoniosidad arcaica usada con los Papas o los príncipes no
es signo de respeto a la autoridad sino de miedo al castigo usual aplicado al
que pretende “romper las jerarquías” e igualarse a los nobles, notables o
aristócratas.
Hablar de tú a Dios es un doble pecado; por una
parte, lo es por “rebajarlo” al nivel humano (es decir a la casta del hombre); por otro, lo es aún
más por la hybris, la soberbia, la
imperdonable vanidad de querer el hombre “ascender” al nivel egregio de la
divinidad (“Seréis como dioses”, dijo la serpiente). Pero más allá de esa
perduración de las castas en el lenguaje, es un deseo de encuentro fuera de las
jerarquías y de los cotos del poder, es la necesidad de un diálogo directo sin
amenazas ni castigos, sin impostaciones ni resquemores, sin resentimientos ni
máscaras, y asimismo sin ceremonias ni protocolos.
Un dios que se hace hablar de tú se deshace de
su “ascendiente” sobre una criatura que, entonces, por lo tanto, ya no es
“descendiente”. Serían, entonces, un creador y una criatura que intercambian
esos atributos y con ello rompen la verticalidad de la pirámide de poder
(ascender, descender) para mirarse al tú por tú en una horizontalidad que
sería, por fin, creadora.
lunes, 15 de septiembre de 2014
Fragmentos de Diario de Andrés Fava de Julio Cortázar (II de II)
DGD: Textil 119 (clonografía), 2010 |
La
máquina literaria. Cómo vuelve el deseo de una creación absoluta, sin error
posible, el acuerdo de una idea con su juicio, de un sentimiento con su imagen,
de una voluntad con su proyección y su praxis. Lo literario resulta de combinar
heterogeneidades en potencia con heterogeneidades en acto. Una sola de las
operaciones es ya tarea más allá del hombre. Por eso, tal vez, el escritor
continúa.
*
Middleton
Murry se mata queriendo explicar a Keats por sus versos y su correspondencia.
El error de siempre, insalvable; olvidar que esos son despojos de la gran
tormenta silenciosa, del huracán sin viento que se cumple en los intervalos.
*
Hay un
día en que la oreja alcanza su educación, en que la caracola aprende a
distinguir los rumores. [...] Incluso hay un día en que se aprende a
escuchar, en que se desdeñan rumores.
*
En Correo
Literario, Ulyses
Petit de Murat escribió
una historia del grupo Martín Fierro; supo ver la necesidad del recuerdo personal para colmar el
debido homenaje, y sus referencias a Borges están teñidas con la sustancia que luego defenderá
a los biógrafos de la mentira, la asepsia o la reconstrucción conjetural. Ahí
encontré el estupendo mot
de Borges, agarrando
de la solapa a Petit de Murat que le daba la razón en algo, y diciéndole:
—¿Y quién sos vos, mocoso, para
no discutirme?
(Cito de memoria.)
*
Cuidarse
del realismo al escribir. Eludir la fauna del zoológico, convocar a unicornios
y tritones, y darles realidad. La
literatura, como lo dice Malraux de la plástica, debe tender a una creación independiente, donde el mundo
cotidiano tenga la influencia que el escritor le tolere, y nada más.
*
Terrible
país de los sueños, donde la ley es un calidoscopio. Toda una noche me habita el
rostro, el cuerpo, la ternura de alguien a quien quiero, a quien encuentro en
la calle o tanto sitio de común aprecio. También retorna en el sueño siguiente;
durante semanas gobierna mi dormir con la misma fría petulancia de su vida.
Luego cesa. He pensado tantas
veces su imagen mientras andaba por la calle, al entrar a un café, frente a
poemas que un día nos gustaron a ambos. Toco con estas manos una misma región
diurna; nada cambia en esta celebración continua de un desaliento. Pero
entonces, bruscamente, falta. Sueño una noche entera episodios prodigiosos
donde su presencia sería necesaria, hasta forzosa. No está. Aún soñando me doy
cuenta. Sé al despertar que por semanas no volveré a ver su imagen; el
calidoscopio ha dado una pequeña vuelta, y otras leyes rigen este mundo en el
que sólo persiste un elemento común: mi ojo que mira, que mira.
*
Es
mentira que el niño cree su mundo en cuanto crear supone conciencia de
creación; el niño crea su mundo como el árbol su copa.
*
No te
olvides, nadador, que la gran ola que te lleva corre sobre la oculta espalda de
las arenas.
*
El
convertirse en un escritor (doy a la palabra todo su sentido humano) es menos
escribir ciertas cosas que resignarse y decidirse a no escribir muchas otras.
*
Gide dispone
de su vida y distribuye en ella, a distancias armónicas, los productos de esa
cultura —cultivo— que son sus libros. Su pensar, su sentir, su estilo
(que los une) y su vida están regidos por una divina proporción. La regla áurea,
en Gide, consiste en que nace de sí misma, como la forma del árbol; su búsqueda
atormentada tiene el valor pascaliano de ser ya un encuentro, de partir hacia
lo que íntimamente ya se es, para merecer
serlo.
*
El creador es responsable del futuro. Al revés del chino, que quisiera
congelar el porvenir para frustrarlo con un esquema libre y personal, el pintor
o el músico agregan un elemento más, activo y viviente, a la palpitación
virtual del futuro. Al pintar, de entre todas las posibilidades se
escoge una que entra desde ese instante en el futuro.
*
Argos,
con sus mil ojos, desesperado mito del hombre: Sospecha jamás probada de que
acaso somos un solo ser; de que también yo estoy viendo (como en El Aleph) todo lo que amo, pero separado de
mi visión por la culpa, por los orígenes.
Argos, deseo humano de verlo
todo a la vez, aquí, ahora.
* * *
sábado, 6 de septiembre de 2014
Fragmentos de Diario de Andrés Fava de Julio Cortázar (I de II)
DGD: Textiles-Serie verde 9 (clonografía), 2009 |
[Diario de Andrés Fava fue escrito en
1950 como una especie de Tractat de la novela El examen, de la que fue finalmente separado. Apareció como libro
hasta 1995, pero sigue siendo, al parecer, uno de los caminos menos visitados
de la obra cortazariana, junto con 62
Modelo para armar, Prosa del
observatorio, Territorios, Un tal Lucas, Los autonautas de la cosmopista, Salvo el crepúsculo e Imagen
de John Keats. Por no hablar de Rayuela,
que... He aquí algunos fragmentos del Diario,
para documentar nuestra extrañeza y acaso abrir el apetito por esos less traveled roads. (DGD)]
Lo
eterno alcanza forma en la acción del hombre.
*
Escribir:
sucedáneo, sublimación, sustitución... Ya es casi lugar común, lo sabemos de
sobra, es decir lo olvidamos. ¿No sería tiempo de analizar mejor esta verdad
brillante de la psicología? La verdad es siempre un sistema válido de
relaciones. Parece que las relaciones del escritor con sus hormonas, sus
complejos y sus trabas, están bien comprendidas en esa verdad que nos da una
bonita fórmula: Literatura = Vía sustitutiva. Pero esta verdad puede haber
pasado ya, no porque no lo fuera, sino porque las relaciones del escritor con
sí mismo y su circunstancia pueden estar modificándose.
Se dice —y uno sonríe—: “El
lenguaje me impide expresar lo que pienso, lo que siento”. Más cierto sería
decir: “Lo que pienso, lo que siento me impiden llegar al lenguaje”. Entre mi
pensar y yo, ¿se opone el lenguaje? No. Es mi pensar el que se cruza entre mi
lenguaje y yo.
Ergo no hay otra salida que izar el
lenguaje hasta que alcance autonomía total. En los grandes poetas, las palabras
no llevan consigo el pensamiento; son el pensamiento. Que, claro, ya no es
pensamiento sino verbo.
*
Encuentro
a un amigo malhumorado y nervioso por un problema de trabajo que lo hostiga.
Desde fuera, desde el borde de su escritorio, me es cómodo medir el absurdo de
esa preocupación por algo que ni siquiera lo alcanza como persona (vive
vicariamente un problema ajeno: fatalidad de buen empleado, del gestor
honesto). Me pregunto si le ocurre reparar de pronto en el absurdo, por
comparación con lo cósmico, si da a veces un paso atrás para que el enorme
monstruo contra sus ojos sea de nuevo la mosca posada en el aire. Técnicas, no
más que eso. Baruch Spinoza, qué cochino. Cuando alguien murió, un impasible me
dijo:
—En casos así no me dejo ganar;
me refugio en seguida en la metafísica.
—Se ve que el muerto no era tu
amante —le contesté.
Si se pudiera... Siempre admiré
en Laforgue ese sentido exacto, aniquilante, de la proporción universal. Único poeta francés que mira
planetariamente la realidad. Frente a un tren perdido, un traje manchado,
conservar la conciencia de la totalidad, que reduce el incidente a menos que a
nada. Pero se ve que el muerto no era tu amante. Ay, Andrés, te empieza a doler
la cabeza o el hígado, y esa insignificancia te tapa il sole e l’altre
stelle. Te matan una vida
como las que te han matado, y a la mierda el universo. El ego se planta solo,
un ojo devorando el mundo — sin verlo.
*
Definición
del misterio: La jaula estaba vacía y con la puerta abierta, y cuando vinieron a
mirar había en el fondo una rosa, con el tallo en el cubito de agua, y se veía
que acababan de cortarla.
*
Unilateralidad,
monovía del hombre. Se siente que vivir significa proyectarse en un sentido (y
el tiempo es objetivación de esa línea única). No se puede sino avanzar por una
galería donde las ventanas o las detenciones son lo incidental en el hecho que
importa: la marcha hacia un extremo que (desde que la galería somos nosotros
mismos) nos va alejando más y más de la partida, de las etapas intermedias— Es
oscuro y no sé decirlo: sentir
que mi vida y yo somos dos
cosas, y que si fuera
posible quitarse la vida como la chaqueta, colgarla por un rato de una silla,
cabría saltar planos, escapar a la proyección uniforme y continua. Después
ponérsela de nuevo, o buscarse otra. Es tan aburrido que sólo tengamos
una vida, o que la vida tenga una sola manera de suceder. Por más que se la
llene de sucesos, se la embellezca con un destino bien proyectado y cumplido, el
molde es uno: quince años,
veinticinco, cuarenta —la galería. Llevamos la vida como los ojos, puesta de
modo tal que nos conforma; los
ojos ven el futuro del espacio, como la vida es siempre la delantera del
tiempo.
Hilozoísmo, ansiedad del hombre
por vivir cangrejo, vivir piedra, ver-desde-una-palmera. Por eso el poeta se enajena.
Lo que subleva es saber que
repito una misma galería, un modelo único desde siempre. Que no hay individuos
sino en el accidente; en lo que verdaderamente cuenta, nos merecemos la guía
del teléfono, así apareados, así columbarios simétricos, la misma cosa, la
misma galería.
Esto no es misantropía. Ni
regateos al vivir, bella cosa. Es mi parte de ser universal.
¿Panteísmo? Panantropismo. Pero
no porque quiera serlo todo, vivir-mundo; lo que deseo es que el mundo sea yo,
que no haya límites para mi asomo vivo. ¿Argos, todo ojos?
Todos los ojos, Argos.
Otra definición del terrible
señor: “El hombre es el animal que hace inventarios”.
La propiedad, inventario grandeur
nature. Tengo diez
hectáreas, un caballo tordillo, una nubecita en forma de corazón. [...]
Sí, Jean-Paul: el hombre es la suma de sus
actos. Pero el tuyo es un enfoque dinámico de esta melancólica integración: el
hombre es la suma de su inventario. (Por eso The Great Lover de Brooke, por eso Proust, Rosamond
Lehmann, Colette, abejas
libando tiempo — ¿no es
cierto que sí?)
*
Más
sobre el supuesto “sufrimiento” del escritor. Si en verdad tienes que sufrir,
que no sea por lo que escribes sino por cómo.
*
Lo que
me convendría estudiar es si cuando creo haber encontrado el buen camino, lo
que ocurre es que he perdido todos los demás.
*
La
máquina literaria. Cómo vuelve el deseo de una creación absoluta, sin error
posible, el acuerdo de una idea con su juicio, de un sentimiento con su imagen,
de una voluntad con su proyección y su praxis. Lo literario resulta de combinar
heterogeneidades en potencia con heterogeneidades en acto. Una sola de las
operaciones es ya tarea más allá del hombre. Por eso, tal vez, el escritor
continúa.
*
Cuidarse
del realismo al escribir. Eludir la fauna del zoológico, convocar a unicornios
y tritones, y darles realidad. La
literatura, como lo dice Malraux de la plástica, debe tender a una creación independiente, donde el mundo
cotidiano tenga la influencia que el escritor le tolere, y nada más.
*
No me
puedo negar a la sensación de que si el sueño prescinde de la lógica de
vigilia, o la altera, ese orden no pertenece a la realidad, es sólo una
clasificación diurna. Quizá soñamos noúmeno, y recaemos en el fenómeno al
despertar. El mundo espera a su descubridor.
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