DGD: Postales, 2020-2024. |
r e t r a t o s (e n) (c o n) p o s t a l e s
Lao-Tsé: la paradoja flexible
[La deducción más realista de los historiadores acerca del origen del Tao Te King (o Daodejing, Libro de la Vía y de la Virtud) es a la vez la más imaginativa: hacia el año 300 a.C. un sabio chino lo habría compilado y divulgado atribuyendo su autoría al ya entonces legendario Lao-Tsé. Anonimato y leyenda se funden en ese libro sagrado y a la vez legendario —características no siempre simultáneas— que, como todos los textos fundamentales, no tiene origen y parece haber sido escrito desde y para siempre. El Tao Te King tuvo una considerable influencia en el pensamiento y la cultura orientales; no fue menor, sin embargo, la influencia que ejerció en Occidente. Acaso no se equivoca quien sugiere que el Tao Te King introdujo en la cultura occidental el verdadero uso profundo de la paradoja. Pese a las señeras aportaciones de los presocráticos, de Zenón de Elea, de los estoicos, de Hesíodo, Occidente asume a la paradoja como una mera manifestación de la dialéctica, es decir, de la confrontación de opuestos, la guerra de polos diametralmente separados que combaten eternamente con el único fin de destruirse uno al otro: la mentalidad occidental sólo puede reconocer a lo alto si lo compara con lo bajo; al fuego con el agua; a lo negro con lo blanco. En cambio, en el Tao Te King el paradigma no es la guerra sino la revelación: lo alto se remonta aún más en lo bajo; el fuego quema porque es agua; el negro aprende lo oscuro en el blanco.
De cuando en cuando el hombre occidental intuye que la razón y la lógica distan de ser herramientas suficientes para entender el mundo; su experiencia individual sabe, por ejemplo, lo que le dicen los poetas respecto al tiempo: que los años son cortos pero las horas largas. La ciencia le explica esto aduciendo al tiempo subjetivo, pero ello no basta para tranquilizarlo: ¿cómo es posible —se pregunta— que existan verdades como esa, que él comprueba a cada instante y que contradicen al aparato racional en el que todo descansa? Su respuesta personal es evitar la paradoja, y cuando no le queda otro remedio que enfrentarla, hacerlo de modo marginal, un tanto estupefacto y en todo caso como un hecho “curioso”, sin ir más allá. El ir más allá exigiría una flexibilidad que es lo primero que Occidente extirpa del individuo. Uno de los grandes poetas del séptimo arte, Andrei Tarkovski, apreciaba profundamente unas líneas del Tao Te King: “La dureza y la fuerza son compañeras de la muerte. La flexibilidad y la suavidad son la encarnación de la vida”. Flexible es acaso el adjetivo preciso para hablar de este libro y su forma de percepción.
Ejemplo magno de la paradoja flexible es el wu wei de Lao-Tsé, traducido como “no hacer nada”, o “hacer en el no-hacer”, o “hacer no haciendo”, y que se contiene de modo transparente en el modo en que define sin definir al Tao (Dao), el Camino, la Vía (en una de las sentencias más profundas y admirables que ha emitido la sabiduría humana): “El Tao, sin hacer nada, no deja nada sin hacer”. Aquí la paradoja se contiene en sí misma como una serie de muñecas rusas: la nada hace, el sabio hace la nada, el camino anda más rápidamente que el caminante porque no se mueve y al no moverse no deja nada sin mover.
Nadie como Antonio Porchia ha sabido asumir esa postura: “Sí, el hacer hace. Lo hecho es obra del hacer. Pero lo hecho hace, es el mismo hacer. El hacer no hace nada”. O bien: “Quien hace lo que hace como sabiendo hacer lo que hace, no hace consigo lo que hace, y no es suyo lo que hace”. Y sobre todo: “Como me hice, no volvería a hacerme. Tal vez volvería a hacerme como me deshago”.
Las leyendas y mitos posteriores integraron a Lao-Tsé en la religión china, convertido en una deidad principal del taoísmo que revelaba los textos sagrados a la humanidad; algunas versiones sostienen incluso que tras salir de China, Lao-Tsé se convirtió en Buda. Negarlo —o incluso dudar de ello— sería faltar a la flexibilidad de este insigne maestro de la paradoja. (DGD)]
*
P O S T A L E S / D G D / E N L A C E S