DGD: Textiles-Serie roja 24 (clonografía), 2009 |
domingo, 27 de abril de 2014
Deseo y venganza (Apostillas a Contra el amor, 2)
Deseo. Me dicen que te deseo menos a ti que a tu deseo.
Deseo que me desees. Esto es altamente improbable, pero podría llegar a
suceder. Sin embargo, es peor aún: no sólo deseo tu deseo: deseo que me hayas
deseado antes que yo a ti. Deseo ser, primero, el deseado inadvertido, y luego
advertido, y entonces, tal vez, el que se hace desear, el que no cede. ¿Y por
qué? Para vengarme de haber deseado primero, de estar sufriendo por desear un
deseo que lo más altamente probable es que no ceda a mis requerimientos. Deseo
poder vengarme de ser deseado sin desear, justamente porque deseo sin ser
deseado, o más bien, porque deseo con las más altas probabilidades de no ser
deseado en igual medida. ¿El deseo es venganza a posteriori de un acto que no sucederá a priori? Y entonces, ¿de qué me estoy vengando? ¿De ti, que sólo
por una especie de milagro podrías llegar a desearme, o de mí mismo, justamente
por desear?
Esto de la “igual
medida” es una entelequia. No deseo ser deseado en la misma medida en la que deseo,
sino en una medida mucho mayor. La igualdad no me basta. Quiero la desigualdad:
deseo que me desees mucho más de lo que yo te deseo. No es que prefiera ser “receptor”
que “dador” del deseo, sino que lo que no quiero es que el deseo haya surgido
de mí. Y como surgió de mí, la única manera de escapar de él es enfrentarlo a
un deseo mayor (a un sufrimiento mayor). Pero si aun un pequeño deseo es un
milagro, lo es más que exista “en igual medida”, y en esa línea el mayor
milagro imaginable es que existiera en una medida mucho mayor que la mía.
Sufro porque
tú no sufres por mí. Yo sufriría un poco menos si hubiera un pequeño
sufrimiento que contraponer al mío. Y sufriría aún menos si tú estuvieras
sufriendo igual que yo. Y casi no sufriría si tu sufrimiento fuera mucho mayor
que el mío, por más grande que el mío sea. Deseo, pues, no tu deseo sino tu
sufrimiento. Mientras mayor fuera ese sufrimiento, acaso mi deseo disminuiría.
O dicho de otra manera: quiero pasarte el sufrimiento y quedarme solamente con
el deseo. Y vuelta a empezar. De ahí la venganza. El deseo es la venganza del
deseo.
jueves, 17 de abril de 2014
Fragmentario (XIV)
DGD: Textiles-Serie verde 10 (clonografía), 2009 |
Tierra
y Cielo
En uno de sus textos más devastadores, escrito
en el tono de una minuciosa y tersa pesadilla, Swedenborg, para reprobar el
ascetismo (“que empobrece y puede anular a los hombres”), narra una parábola
(pero no como tal, sino como una visión directa) sintetizada por Borges de este
modo:
En un confín del Cielo vio a un eremita que se había
propuesto [ganar el Cielo] y que durante su vida mortal había buscado la
soledad y el desierto. Alcanzada la meta, el bienaventurado descubre que no
puede seguir la conversación de los ángeles ni penetrar las complejidades del
Paraíso. Finalmente le permiten proyectar a su alrededor una alucinatoria
imagen del yermo. Ahí está ahora, como estuvo en la tierra, mortificándose y
rezando, pero sin la esperanza del Cielo.
Sin
esperanza del cielo, porque ya está en el cielo. Acaso este desventurado
bienaventurado reza ahora con esperanza de la tierra, es decir, con esperanza
de una humanidad que por fin se encuentre a sí misma.
*
Homenaje
a Pavese
La ópera rock Tommy contiene un estribillo resonante: See me, feel me, touch me, heal me. No es otra cosa lo que en
última instancia dice toda la poesía amorosa. Quiero ser visto por esos ojos,
sentido por ese cuerpo, tocado por esas manos y, al final (que es el
principio), sanado por esa presencia a la que canto, a la que llamo, a la que
suplico, y que me resulta indispensable para curarme, ante todo, de la
enfermedad de su ausencia, de su tardanza en verme, de su indiferencia a
sentirme, de su completa falta de necesidad de tocarme.
*
Más
sabio y más triste
Sadder
and wiser es una expresión que implica que a medida
que la sabiduría aumenta, también lo hacen la desilusión, la decepción, la
tristeza. Pero también implica lo que hace recordar Ursula K. Le Guin: “Mucha
gente no se vuelve sabia cuando envejece: sólo envejece”. La tristeza de esta
gente es su única sabiduría, o lo que ella así denomina. Pero eso no quiere
implicar que la sabiduría sea "alegre".
En
Moby Dick (cap. 96), Melville dice
que un hombre que define a Rabelais como “el más sabio, y por tanto el más
alegre”, no es digno de “sentarse en lápidas sepulcrales y romper el verde
terrón húmedo con el insondablemente maravilloso Salomón”. Resulta
perfectamente comprensible que Melville comparta el dictum de aquellos que ven la sabiduría aumentar con su aliada la
tristeza. Sin embargo, existe una alegría en Rabelais que en ningún modo se
contrapone con su sabiduría. Una irrepetible Freude a la vez schilleriana, dionisiaca y budista, podría decirse.
La
sonrisa que, según Plinio el Viejo, sólo un hombre en el mundo, Zoroastro, ha
tenido al nacer, o la propia sonrisa del Buda no son estúpidas, como parece al wiser and sadder man: son
incomprensibles para él. La tristeza es una forma de resignación, de
apartamiento y de inmovilidad. Buda, Dionisio, Schiller, Beethoven, Bach y
Schubert no sonríen desde la alegría sino desde la gracia, que está hecha de
sufrimiento. Sólo por eso pueden orar, como lo hace Bach en su diario en 1720 cuando
de regreso de un viaje se entera del fallecimiento de su esposa, Maria Barbara
Bach: “Señor, no permitas que se agote mi alegría”.
sábado, 5 de abril de 2014
Versiones de dos poemas de Peter Bakowski
DGD: Textil 39 (clonografía), 2001 |
Their quiet anguish
Peter
Bakowski
I see men
in bars
in poolrooms
in the common streets
that have been without love for so
long.
To simply continue
some of them
have closed down their hearts,
become harder,
more narrow in view and opinion.
They say, “Men are this, women are
that...”
It’s an equation that makes
walking to the corner store
easier for them.
We have painted the waterfall black,
We have butchered the tiger,
We have buried our hope and our
envy.
They inhabit single rooms,
where they sit
listening to
the wash of traffic,
pigeons squabbling on the roof.
They watch
the day becoming night,
the stars growing in the sky.
In the dark
they lie down
and wait for
the mercy of sleep.
[From The
Neon Hunger, 2007.]
Su angustia
silenciosa
Peter Bakowski
Veo hombres,
en bares,
en salones de
billar,
en las calles comunes,
hombres que han
estado sin amor demasiado tiempo.
Para seguir
adelante,
algunos de
ellos
han clausurado
sus corazones,
se han
endurecido,
han vuelto más
estrechas sus miradas y opiniones.
Dicen: “Los
hombres son esto, las mujeres son aquello...”.
Es una ecuación
que les hace
más fácil
caminar a la
tienda de la esquina.
Hemos pintado de negro la cascada,
Hemos destazado al tigre,
Hemos enterrado la esperanza y la envidia.
Habitan cuartos
solos
en donde se
sientan
a escuchar
el rumor del
tráfico,
a las palomas riñendo
en el tejado.
Contemplan
al día
haciéndose noche,
a las estrellas
apareciendo en el cielo.
En la oscuridad
se acuestan
y esperan
la misericordia
del sueño.
[De
The Neon Hunger, 2007. Trad. de DGD.]
*
Portrait of Diego Rivera, December 1955
Peter Bakowski
For Patrick Marnham
I will paint
my eroded mother
surrounded by tiny coffins,
trying to climb a ladder to heaven,
her feet
made of wet sand.
I will paint
my earnest father,
trying to juggle sacks of money and
his heart,
his hands on fire.
I will paint
the two lovers,
the selves they cannot learn or
flee,
the time between kisses growing
longer,
the time between lies growing
shorter.
I will paint
the sky raining blood,
villagers anxious beneath it,
some wiping the blood
from their children’s foreheads
with shreds of the Mexican flag,
others trying to catch every drop in
soup bowls.
I will paint
what Spain, Paris, Detroit,
California, New York City, Mexico,
each sampled woman, grain and fruit,
have meant to me,
king of gluttony, seated at table,
reaching for knife and fork
as a skeleton waiter whisks away
my unfinished heart.
[From Beneath
Our Armour, 2009.]
Retrato de Diego
Rivera, Diciembre de 1955
Peter
Bakowski
A Patrick Marnham
Pintaré
a mi corroída madre,
rodeada por
diminutos ataúdes,
tratando de
subir una escalera al cielo,
sus pies hechos
de arena
húmeda.
Pintaré
a mi cumplido padre,
tratando de hacer
malabarismos con sacos de dinero
mientras su
corazón y sus manos
están en
llamas.
Pintaré
a los dos
amantes
que no pueden
comprenderse ni huir,
el tiempo entre
los besos alargado,
el tiempo entre
mentiras acortado.
Pintaré
la sangre que
llueve del cielo,
a los
pueblerinos angustiados debajo,
algunos
enjugando la sangre
de la frente de
sus hijos
con jirones de
la bandera mexicana,
otros
intentando recoger cada gota en tazones de sopa.
Pintaré
lo que España,
París, Detroit,
California, Nueva
York, México,
cada mujer,
grano y fruta que he probado,
significaron
para mí,
el rey de la
gula, sentado ante la mesa,
alcanzando el
cuchillo y el tenedor
mientras un
esqueleto mesero se lleva a toda prisa
mi corazón inacabado.
[From Beneath
Our Armour, 2009. Trad. de DGD.]
*
Peter Bakowski (1954) nació
en Melbourne de padres polaco-alemanes. Ha recorrido el mundo como poeta
itinerante. Sus poemas han sido traducidos a una quincena de lenguas. Su primer
poemario, In the Human Night (1995)
obtuvo el Victorian Premier’s Award. Más tarde ha dado a la imprenta The Heart at 3 a.m. (1998), Days That We Couldn’t Rehearse (2002), The Neon Hunger (2007), Beneath Our Armour (2009). Ha declarado: “Mi objetivo como poeta es escribir de
un modo claro y accesible, usando palabras ordinarias para decir cosas
extraordinarias. No importa cuántos libros escriba en mi vida, siempre tratarán
acerca de cómo es ser humano”. Su blog puede visitarse aquí.
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