martes, 16 de mayo de 2017
La literatura “rara” y las corrientes subterráneas (VI)
Lo típico y lo
atípico
Un buen ejemplo se halla en un libro aparecido en Buenos
Aires en 1996 que reúne ensayos sobre escritores latinoamericanos “poco
conocidos”: Atípicos en la literatura latinoamericana (compilado por Noé
Jitrik).
Este libro de 434 páginas propone, pues, su propio
eufemismo: “atípicos”. Cuando en cualquier medio de comunicación se usan frases
de cajón como “escritor de reconocido prestigio”, brinca por detrás una especie
de autoridad que parece totalmente independiente de esos medios: si algo es
mencionado repetidamente y con respeto (aunque éste sea formal y de mero
trámite), se provoca de inmediato en el escucha un sobreentendido
correspondiente a “Por algo será”. Toda mención acerca de lo divulgado y lo
desconocido se hace siempre pensando que sucede en un mundo abstracto, puro,
desapasionado, en el que el reconocimiento se da por sí mismo, “por méritos
propios”, y que por lo tanto no depende —como en realidad sucede— de una
avalancha de factores sociales, culturales y políticos, y sobre todo de
mecanismos de propaganda y publicidad, como en el caso de cualquier “producto”.
Tipificar a
lo “atípico” es convertirlo en producto; un producto anómalo, pero un producto
de todos modos. Decir “escritor secreto” implica a todos los que no son
secretos, mientras que decir “escritor atípico” vuelve “típicos” a todos los
demás. Al revisar el índice de Atípicos en la literatura latinoamericana
resulta notable que sólo tres de los autores de estos ensayos usaron esa
palabra en el título, como si en los demás ensayistas suscitara una especie de
pudor, de incomodidad.
¿Y por cuáles palabras ha sido
sustituido el término “atípico”? Un artículo sobre Felisberto Hernández se llama “Excentricidades
al borde del agua”.
Otro sobre Arturo Cancela lo califica como “un best-seller
olvidado”.
Hay
un texto cuyo nombre es “Somos geniales, locos y peligrosos: el nadaísmo
colombiano”. Todos estos ensayos (independientemente de su respectiva
carga de ironía) se hallan incluidos en un libro con un nombre determinado que
los baña a todos; así, el lector sobreentiende que “atípico” es algo entre excéntrico, genial,
loco, peligroso u olvidado.
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