lunes, 25 de julio de 2011

Memoria fotográfica

DGD: Redes 122 (clonografía), 2009


Alguna vez, en alguna eternidad, ¿las cosas habrán sido las cosas y no recuerdo de las cosas?


Antonio Porchia



Me dicen que esa estrella que veo dejó de existir hace millones de años. Me dicen que veo el sol como era hace ocho minutos, no como es ahora. Incluso la montaña que contemplo en el horizonte está sumida unos instantes en el pasado. Observo mis propias manos como eran un milisegundo atrás. Sólo el punto focal del ojo sería contemporáneo de sí mismo, únicamente él estaría en el esquivo presente —si he de creer en quienes afirman que la realidad es visual—, pero ese punto nunca se contempla.

Todo está lejano a mis ojos, absorbido ya en el pretérito. En el instante en que veo el mundo, ese mundo que creo que es, ya no es: fue. La luz es lenta. Y nostálgica. Y sueña. Debe haber otra cosa que no tenga que avanzar, como ella, a tropezones, debe haber algo capaz de informarnos de lo que existe ahora, y con ello hacernos contemporáneos del universo. Debe haber algo que no sea, como la luz, celosa y represora. Porque nos oculta lo que existe tanto allá como aquí, lo que es en las galaxias ahora, ahora mismo que las necesito a ellas y no a sus imágenes diferidas.

Somos contemporáneos sólo de lo invisible. Porque la luz mantiene ignoto a todo aquello que no alimenta su nostalgia por lo que ya no es. La luz es la memoria fotográfica de lo inexistente. Toda imagen es póstuma. Toda imagen nace ya insertada en el álbum de recuerdos de la luz.

sábado, 16 de julio de 2011

Quien puede ser quien es

DGD: Textil 40 (clonografía), 2001


Antonio Porchia exclama: "Quien puede ser quien es, ¡qué poco es para quien no puede ser quien es!".

Estos son algunos de los infinitos niveles de esa exclamación:

1) Existe la posibilidad de ser quien se es, puesto que hay algunos que pueden ser quienes son.

2) Existe la imposibilidad de ser quien se es, puesto que hay algunos que no pueden ser quienes son.

3) Para los segundos, los primeros son poco.

4) Los primeros, por tanto, es también poco lo que pueden ser, mientras existan quienes no pueden en absoluto.

5) Si unos pueden, todos pueden.

6) Nadie puede ser lo que es hasta que todos y cada uno sean lo que son.

7) Así sea por egoísmo, los que pueden muestran a los que no pueden que esa imposibilidad es falsa, y los llevan a ser quienes son, porque sólo entonces unos serán mucho para otros. Serán ser.

martes, 5 de julio de 2011

Resquicios

DGD: Textil 73 (clonografía), 2009

“Demiurgo, el viento da vía.” Ahí está la vieja certeza de los exploradores del alma: irse hacia donde el viento sopla, seguir a esa guía por más voluble que parezca. Los marinos de Conrad, los exiliados de Melville, los extraviados de London, saben que el viento sopla siempre en una dirección determinada, y que no es por azar que va para acá o para allá, que mil veces cambia de rumbo, que sigue yendo hacia alguna parte aunque en apariencia se haya estacionado. Y lo siguen, a sabiendas o no, porque saben que el alma es eso, un soplo, un aliento. En los relatos genésicos, Dios sopla sobre sus criaturas para insuflarles vida. Por eso quien da aliento es el que sopla en un alma estancada, quieta, enrarecida. El alma es un impulso; por eso sufre cuando está encerrada, cuando no se le dejan resquicios para que el viento pueda colarse. Los exploradores del anima mundi tienen cuerpos porosos, llenos de resquicios: a cada instante el alma se les va en murmullos, en suspiros, en exhalaciones, en rugidos: es así que han aprendido a seguir al gran impulso del mundo, a irse por la vía que les indica el soplo divino. Saben que decir “el viento” no es generalizar: cada quien tiene una irrepetible rosa de los vientos. Por eso se van por la gran vía siempre irrepetible que el gran demiurgo da, por eso se atreven a ir siempre viento en popa, sin importarles hacia dónde los lleve, por eso se deciden a seguir al gran aliento genésico que anda por el mundo completando la creación.

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[De Ónfalo; sobre uno de los poemas incluidos en Mil usos curativos del fuego.]