domingo, 16 de julio de 2023

José Carlos Becerra: la adivinanza en el espejo

DGD: Postales, 2023.

 

r e t r a t o s   (e n)   (c o n)   p o s t a l e s

José Carlos Becerra: la adivinanza en el espejo

 

Nota

 

El erotismo es una de las laderas principales de la poesía de José Carlos Becerra (Villahermosa, 21 de mayo de 1937-Bríndisi, 27 de mayo de 1970), el territorio en que esa poesía es más deslumbrante y reveladora. El poeta comienza delineando su campo: “este amor al que no debemos llamar amor sino adentro de sus aguas. / Este amor, este amor, / este instante donde el infinito es la obra de los que se aman, / de aquellos que llegan al estanque de cada caricia como buzos sagrados”.

   “La desnudez es nuestra lucidez verdadera”, y esa lucidez radica en la mirada: “y nos miramos, penetramos en esas zonas / donde los ojos se construyen a sí mismos, dejándose llevar por las alianzas de sus imágenes”. O bien: “En tu corazón un pájaro vuela hacia la noche. / Tú te miras en el espejo como en una adivinanza”.

   El poeta que contempla el mundo desde su yo mira menos que cuando lo contempla desde los ojos de un : “en tus ojos aquello que miras despierta en ti misma como pequeños niños / que se sientan al borde de sus camas / esperando que vengan a vestirlos”.

   Lo mismo sucede con el lenguaje: “el mundo cabe en una palabra porque el mundo no es una palabra, / ninguna mirada está consigo misma, / ninguna palabra volverá sobre sí misma”; “palabras, si son ustedes la belleza, ¿por qué no son la desnudez?”; “entra la noche y entra el día por la ventana / y entro yo por la ventana y entra la ventana por la ventana, / como bocas que pasan en lo que dicen, / como bocas que sueñan lo que dicen”.

   En ese mismo poema (el admirable “La hora y el sitio”), el poeta habla a todos desde la simultaneidad: “ya no sé nada, / no estoy con ustedes si acaso me leen, / por la ventana entra el sol, entra la noche como una mujer sin alas, / entro yo, entra mi voz y aún no estoy con ustedes”. Tal vez lo que no basta es el estar con. No basta; nada es bastante: “Escribir un nombre sobre un rostro, escribir un rostro sobre una mirada, / esperar la señal de la noche en el color blanco de unas manos, / retener la respiración como si fuera un secreto respirar; no basta”. Y tal vez nada basta ni ha de bastar sino hasta que la voz que entra por la ventana (y la imagen/adivinanza que entra por el espejo) transforme ese estar con en un ser en. [DGD]

 

 


 


 


 


 

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José Carlos Becerra estudió los primeros años de la carrera de arquitectura en la UNAM para finalmente abandonarla y dedicarse por entero a la literatura. Becario de la Fundación Guggenheim, partió a Nueva York en 1969 y de ahí a Europa, en donde perdió la vida en un accidente automovilístico mientras manejaba solo hacia Bríndisi, a orillas del mar Adriático, en la región de Apulia, Italia. Obra: Oscura palabra (1965), Relación de los hechos (1967), Fotografía junto a un tulipán (1970). En 1973 Ediciones Era publicó una edición póstuma de su obra poética 1961-1970: El otoño recorre las islas, en una edición preparada por José Emilio Pacheco y Gabriel Zaid con prólogo de Octavio Paz.

 

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 [Leer García Lorca, poeta oceánico (1)]

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