domingo, 16 de febrero de 2025

Reunión (18). La mirada, 5

 

DGD: Postales, 2022-2025.

 

r e t r a t o s   (e n)   (c o n)   p o s t a l e s

Reunión (18). La mirada, 5

D.G.D.

 

Para Rosa Chacel la mirada es el verdadero lenguaje del mundo. Las miradas de ojo a ojo son mensajes de muy distintas procedencias que se ensamblan en una combinatoria instantánea e irrepetible. Nadie ha dicho nada parecido ni lo dirá jamás. Ese complejísimo mensaje sólo funciona una vez, ahora, en este instante. Chacel lo corrobora pero al mismo tiempo hace hincapié en que las letras que forman ese lenguaje —es decir las imágenes— son intemporales.

 


 

Malcolm de Chazal matiza: el sol no da enseñanza a través de palabras. De la misma manera que las madres inteligentes respecto a los hijos intuitivos, el sol enseña con la mirada. (“Enseñar” es aquí menos instruir comportamientos que abrir receptividades.)

 


 

Chesterton enfrenta el misterio: por más milagroso que sea lo que ven los ojos —espejos rodantes, cristales terribles—, no hay milagro mayor que el de ver. Un ojo que pudiera verse mirando, podría tal vez discernir qué tanto de sí mismo interfiere en lo mirado. La sabiduría popular entiende que el mundo es según el color del cristal a través del cual se le mira, pero esta analogía hace presuponer que ese cristal es una especie de lupa o anteojo colocado entre el ojo y la realidad, ambos igualmente “objetivos”. Pero ese cristal no se antepone al ojo: es el ojo mismo. En rigor, el ojo es tan objetivo y real como la materia, y sin embargo, lo que hace con el mundo, es decir verlo, no es objetivo: sólo capta de él una fracción mínima, y aún a ésta la altera, la interpreta, la colorea.

 


 

Olga Orozco exclama que la mirada no es una magnitud determinada sino que consiste en incontables matices y sobre todo en dos respecto a su dirección: uno hacia afuera, es decir lo que se denomina mundo exterior, y otro hacia adentro, que desde ese instante se convierte en el mundo interior. Abrir los ojos, dice la poeta, traza de inmediato la frontera entre yo y el mundo y a la vez deja al yo en la intemperie; el acto opuesto, cerrar los ojos, no implica nuevas fronteras hacia adentro sino precisamente la derogación de todas las fronteras. Por eso quien cierra los ojos se convierte en morada de todo el universo: se integra en la simultaneidad.

 


 

Mirar se parece a pescar, dice Pedro Salinas: el que ejercita la vista volea la caña y clava el anzuelo en alguna parte del mundo; mirar se parece también a flechar, puesto que ese anzuelo se convierte en baliza, en blanco de tiro, y una vez establecido en tal o cual sitio, el alma/saeta se lanza a buscarlo. La mirada de los ojos es sólo la primera parte del acto (la parte mecánica): la segunda es realizada por el alma (la parte esencial). Por eso los ojos son las ventanas del alma; ésta primero se asoma, luego tiende un puente y al fin se lanza en búsqueda de un contacto que no es cacería ni pesca sino integración. La mirada de ojo a ojo podría compararse con dos arqueros, cada uno el blanco del otro; la mirada fija el blanco, el alma es la flecha. A veces se erra el blanco; a veces las flechas se clavan una en otra a mitad de camino.

 


 

Toda la luz del mundo, dice García Lorca, cabe dentro de un ojo, que es acaso el horno en el que se crea la luz, o al menos el ámbito secreto en el que la luz exterior es respondida por la luz interior.

 


 A la manera de Olga Orozco y Rosa Chacel, Virginia Woolf se consagra a señalar los infinitos matices del acto de mirar. Hay poemas (lugares del mundo) que para ser realmente vistos requieren miríadas de ojos y no fijos sino giratorios. Los faros de Woolf (gran referente es su quinta novela, Al faro, publicada en 1927) no actúan de modo previsible: no los mueven sistemas mecánicos de rotación similares a los de relojería (como el inventado en 1786 por Joseph Teulère) sino la marea misma. Pero ni siquiera sería suficiente un mar de faros iluminando al mar con haces giratorios. Para leer ese poema (el mundo) se requiere la absoluta integración.

 

*

 

P O S T A L E S  /  D G D  /  E N L A C E S

Voces de Antonio Porchia

Postales

Postales de poesía

 

 

No hay comentarios: