Alma Muriel y Pedro Armendáriz en Reflejos (1984)
En su página de Internet, el escritor y productor Jesús Brijandez ha “subido” una película que dirigí hace tiempo, Reflejos. Esto implica una especie de “reestreno” en un medio distinto de aquel para el que fue creada, y acaso conviene ofrecer algunos antecedentes.
En un libro-almanaque al que he llamado Alteroscopio por el nombre del aparato óptico que aparece en Reflejos, hago una especie de presentación del episodio en los siguientes términos:
“En 1984 recibí el encargo de dirigir uno de los cinco episodios de la película Historias violentas, en la que iban a 'debutar' en la industria fílmica mexicana otros tantos directores egresados de escuelas de cine. Los guiones para estos episodios habían sido escritos por el español Pedro F. Miret (1933-1988), discípulo y amigo de Luis Buñuel, a quien Miret dedicó el 'libro cinematográfico'. El título mismo de la cinta contenía ya el humor negro característico de los libros de cuentos de Miret (el primero, Esta noche vienen rojos y azules, había aparecido en México en 1958 como edición de autor con una presentación de Buñuel; luego dio a la imprenta Rompecabezas antiguo, Prostíbulos, La zapatería del terror e Insomnes en Tahití), una vena que se contiene también en sus polémicos guiones cinematográficos llevados antes a la pantalla (La puerta, 1968; La hora de los niños, 1969; Nuevo mundo, 1976; Bloody Marlene, 1977; Cananea, 1977).
”En el título Historias violentas estaba también presente la característica misantropía del autor literario, puesto que con ese nombre se trataba de despistar, en cierto modo, al gran público, supuestamente afín a los elementos gruesos como violencia y sexo, y casi obligarlo a hacer una incursión en territorios del surrealismo miretiano (esto causó una general estupefacción en el público masivo, así como una actitud más bien molesta, y casi nunca cómplice, en la crítica).
”Los guiones de los episodios de Historias violentas eran cinco sketches más o menos desarrollados, pero el que se hallaba más en estado de esbozo era el que me tocó dirigir, inicialmente llamado 'Pent-house', puesto que se limitaba a una mera situación y dos personajes: un playboy que invita a su departamento a una muchacha a la que pretende conquistar, con un final 'inesperado' y de una ironía más bien burda. Era necesario, pues, buscar una dimensionalidad a estos personajes.
”El espacio escenográfico del pent-house había sido bellamente ambientado por Teresa Pecanins en estilo art déco y ella había colocado varios espejos en angulaciones irregulares; diseñé toda la puesta en escena a partir de este elemento, que no sólo dio al episodio su nombre definitivo, Reflejos, sino que proporcionó una hondura al protagonista: lo imaginé como un hombre que, obsesionado por la mirada, tiene, además de los espejos, una colección de instrumentos y accesorios relacionados con ella: binoculares, microscopios, lupas, linternas mágicas...”
Hasta aquí esta introducción, aunque la historia podría continuar de manera casi indefinida. Historias violentas era parte de esa “tradición de productor” que es el largometraje formado con varios cortos hechos por distintos directores; esta especie de “muestrarios”, cuyas partes o episodios no suelen ser continuos ni guardar mayor relación temática entre sí, tiene ilustres antecedentes en títulos como Boccaccio 70 (1962), L’amour a vingt ans (1962), Historias de Nueva York (1989), Lumière y compañía (1995), Ten Minutes Older: The Trumpet (2002), Chacun son cinéma (2007) u 8 (2008), o, en México, Los bienamados (1965), Amor, amor, amor (1965) o Tú, yo, nosotros (1970). Historias violentas representó a México en la Muestra Internacional de Cine, participó en varios festivales internacionales y, en el complejo contexto del cine mexicano, fue una cinta bastante polémica.
Reflejos está múltiplemente solo en este “reestreno” en la red (Brijandez sólo incluyó este episodio con carácter de "cortometraje"), y el hecho de que no hay “contexto” es a la vez una desventaja y una virtud. Desventaja porque el espectador —o “visitante”, como se dice en Internet— apenas tiene elementos para “situarse”, lo que, sumado a los ingredientes de insólito o extravagancia del propio episodio, genera una cierta estupefacción. Sin embargo, la falta de contexto es también una virtud, porque a fin de cuentas toda obra debe estar dispuesta a correr ese riesgo y enfrentar nuevos diálogos en completa desnudez (en ese sentido toda obra es siempre un work in progress).
Como Reflejos es el tercer episodio en la cinta, en la página citada carece de los títulos que inician la película y de los créditos que la cierran. Jesús Brijandez sólo da los nombres de los actores (siempre agradeceré a mis admirados Alma Muriel y Pedro Armendáriz el haber aceptado embarcarse en un proyecto tan sui generis). También ofrece un enlace a la subpágina dedicada a la película por la más grande base de datos sobre cine en la red, la Internet Movie Database, pero ahí no hay demasiada información. Puesto que en Reflejos se encuentra el depurado trabajo de una gran cantidad de personas, debe al menos ofrecerse una mínima ficha del episodio:
Reflejos
(episodio de la cinta Historias violentas)
Producción: IMCINE / Conacite Dos, México, 1984
Productora ejecutiva: Luz María Rojas Magnon
Gerente de producción: Hugo Green
Argumento: Pedro F. Miret
Guión y dirección: Daniel González Dueñas
Fotografía (35 milímetros, color): Miguel Garzón
Edición: Ángel Camacho y Rodolfo Montenegro
Dirección artística: Teresa Pecanins
Música: Joaquín Gutiérrez Heras
Música electrónica: Antonio Pardo (del grupo Manchuria)
Sonido: Guillermo Carrasco
Sonidos incidentales: Gonzalo Gavira
Efectos especiales: Federico y Jorge Farfán
Efectos electrónicos: Jorge de la Garza
Máscaras y apliques: Antonio Neira
Efectos ópticos: Antonio Muñoz
Staff: Unidad Sacramento del S.T.I.C.-C.T.M. (Estudios América)
Reparto: Pedro Armendáriz (Alejandro), Alma Muriel (la muchacha), Roberto Sosa y Christian Victoria (pareja en la calle)
Duración del episodio: 23 minutos
A todos ellos agradezco el haber sido parte de la aventura (y a Brijandez el haberla hecho gratuitamente accesible por un tiempo, antes de que su página se convirtiera en una "plataforma de pago").
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