miércoles, 15 de agosto de 2018

El misterio de los actores y de la actuación (XXIX)

DGD: Morfograma 29, 2018.


La conducta inconsciente (1)

Los actores aprenden, pues, no una técnica para “actuar” sino para desarrollar y ajustar una específica forma de la intuición que es distinta para cada personaje. Es en este sentido que cada actor encuentra un método. Por ejemplo, Edward Norton suele comenzar su proceso de análisis de personaje con los zapatos de éste:

Porque los zapatos cambian tu postura y tu modo de caminar. Si puedes hallar el tipo de zapatos que tu personaje usa, eso es un gran modo de comenzar. La gente habla con gran reverencia del Método y de convertirte en el personaje y cosas de ese tipo, y creo que hay casos en que es bueno hacerlo tanto como puedas, y a veces tienes la oportunidad de ir más allá con él que en otras ocasiones, pero hay momentos en que tu responsabilidad se vuelve la de simular, artificialmente, lo que es real en otras personas, y la de absorber quizás la superficialidad de algo para poder representarla, en oposición a serla. En cuanto a las emociones es diferente, pero en el cine, y también en el teatro, hay veces en que la representación de la conducta naturalista es parte de tu trabajo; hay momentos que conectan tus momentos de emoción y hay veces en que vivir en un espacio o en un ambiente tiene mucho que ver con la conducta y con hacerla inconsciente. [IX-8, 12-1-2003.]

Los zapatos, en el caso de Norton, son el pretexto, el modo, de simular, artificialmente, lo que es real en otras personas; es un modo de hacer inconsciente a la conducta. (Notable paradoja, puesto que toda conducta es mayoritariamente inconsciente.)
          Por su parte, Hilary Swank busca tener objetos de uso del personaje, aunque no los utilice en las escenas:

Una de las cosas más importantes es conocer a mi personaje por dentro y por fuera, al derecho y al revés. Todos somos muy específicos seres humanos, todos sabemos cuál es nuestro color o nuestra música favoritos, lo que nos gusta y lo que no, y yo busco comprender eso de mi personaje, hasta lo que tiene dentro de la cartera en el set. Al jefe de utilería le pido, dependiendo del personaje, qué necesito tener en los bolsillos, un pañuelo o cualquiera de las cosas que solemos usar. Porque somos multifacéticos. Como dice [mi couch] Larry [Moss], es como pelar una cebolla. Trato de desglosar las emociones de mis personajes y hago copiosas notas. Mi guión es mi Biblia y si lo pierdo estoy muerta. Escribo notas en la portada y en algunas páginas en el interior, quién es mi personaje emocionalmente, mentalmente, todo lo que se me ocurre que lo completa, y vuelvo a mis notas constantemente para inspirarme o por referencia, y además hago en mi guión un desglose [break down] escena por escena, por ejemplo en dónde está emocionalmente mi personaje, para poder seguir ese arco y no tener que hacerlo la noche anterior al rodaje. [XVI-1, 9-11-2009.]

Puede ser incluso una palabra. Swank recuerda su experiencia en la película Golpes del destino (Million Dollar Baby, Clint Eastwood, 2004), en la que interpreta a una joven pugilista:

Una de las cosas que me enseñó el boxeo fue a estar en el momento; tienes que estar muy presente y muy conectada con tu contrincante. Debes observarlo e intentar entenderlo. Como sabemos, la actuación es reacción y entonces, en un ring, cuando boxeas con otra persona, la mides, miras cómo se mueve, ves sus movimientos secretos... Es una interacción, justo como un baile. Y lo mismo cuenta para la actuación. En el instante en que piensas “¡No estoy en el personaje!”, es porque estás fuera; pero debes ser comprensivo y decirte “Bueno, me salí, ¿cómo vuelvo a entrar?”. Te concentras en la otra persona o haces lo que sea necesario. Quizás sea sólo mirar al otro actor y entrar en la zona con él. Quizás es una palabra que te conecta con el acento que usas. Y entonces vuelves a entrar pero debes ser compasivo; todos tenemos esos momentos y, aunque no lo crean, la mayoría de la gente no se da cuenta siquiera de que te saliste del personaje. Es tal vez algo más personal por estar tan unida a él.

A este entrar en la zona, Jodie Foster lo llama focalización, entendida como la capacidad de concentrarse, de “entrar en foco”: “Algunos [actores] tienen problemas para focalizar y usan herramientas; por ejemplo, necesitan estar en personaje todo el día, o hablar sin interrupción con el acento particular de su personaje, o usar los zapatos del personaje, o interactuar con los demás actores en ese sentido, y yo necesito no desperdiciar esa energía hasta que dicen ‘acción’. Porque se pierde” (XI-21, 25-9-2005).
          Acerca de su proceso, Edward Norton comenta:

Depende de la memoria de las sensaciones y de algunas de las ideas detrás de ella. Creo que es un ejercicio muy interesante, en el sentido de abrir en ti todos esos conductos emocionales. Las cosas fluyen más libremente. Siempre respondí más a la idea de la imaginación, que te da acceso a más lugares. No hay nada cuya experiencia personal sea tan rica como la imaginación humana. Lo que hace que te portes de modo natural ante ciertas circunstancias es un buen lugar básico en dónde empezar. Contiene imaginación verbal. Eso pondría yo muy alto en la lista de lo que hacen los buenos actores: escuchar lo que la otra persona dice.

  Sin embargo, los ejercicios de repetición en mí tienen un efecto curioso porque me hacen escuchar pero también me sacan de quicio, me hacen ir más allá del punto de análisis de texto. Es bueno para mí porque me hacen ir al punto a donde quiero llegar fuera de mi mente. Mi consejo sería salir y poner en esa bolsa negra tantas cosas como puedas encontrar. [...]

  Muchas veces me sucede estar arrinconado por grandes actuaciones que contienen una gran vulnerabilidad. A medida que envejezco y trabajo como actor, más admiro a una actuación desnuda. Es difícil desnudarte a ese nivel y confiar en ese nivel de simplicidad, confiar en tu propia humanidad. Como actor quieres vestirla, ya sea con drama o con intensidad, gestos o colores, y a veces te das cuenta de que lo más difícil que existe es confiar en tu propia humanidad y dejarla salir sin gestos o inflexiones o lo que sea, y no creo haber llegado a eso todavía. Aún apuesto por las complicaciones.

“Escuchar lo que la otra persona dice” es un principio adleriano, mientras que “confiar en tu propia humanidad” es otro modo de aludir a la intuición. “Actuar es muy reactivo”, comenta Ben Stiller; “soy muchas veces mejor cuando trabajo con un buen actor” (VIII-1, 30-9-2001).




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