miércoles, 25 de enero de 2017

Magritte: El imperio de las luces (III)





Visión panorámica del mural El dominio encantado (1953), de René Magritte.

En el casino Knokke (situado en la comunidad Knokke-Heist, provincia de Flandes Occidental, Bélgica), Magritte realizó un gran mural al que llamó El dominio encantado (1953), una verdadera reunión orgánica de sus principales temas y obsesiones en una panorámica de 360 grados que abarca unos setenta metros de largo por cuatro metros de altura.

            Ahí el artista incluyó, desde luego, el tema de El imperio de las luces: el paisaje urbano nocturno bajo un brillante cielo diurno.



 

Durante el tiempo que duró la remodelación en 2011 del Museo Magritte en Bruselas, el edificio fue cubierto con una inmensa lona que representaba, en un no menos monumental trompe l’œil, a la fachada siendo corrida como un telón para develar la escena arquetípica de El imperio de las luces.

Museo Magritte en Bruselas, remodelación de 2011.

Un óleo poco conocido de Magritte juega con la imagen de la casa ante el bosque: el día no se concentra en el cielo sino en el escenario teatral que forma la planta baja.


En 1948, de manera muy reveladora, Magritte pintó en El salón de Dios la situación contraria: un paisaje profusamente iluminado por el sol debajo de un cielo nocturno.

El salón de Dios, 1948.



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